Una cavidad es el resultado de un montón de procesos físico-químicos que la van conformando. Nuestra mera presencia altera el equilibrio que hace que la cavidad siga viva.
- Las visitas masivas a una cavidad hacen que aumente en ellas tanto la temperatura como el nivel del CO2. Este aumento del nivel de CO2 puede favorecer la corrosión de las rocas carbonatadas, con lo que su deterioro aumenta considerablemente. La subida de la temperatura puede acarrear efectos irreversibles en los procesos de cristalización de algunos minerales. Al subir la temperatura, aumenta la evaporación. Esto supone que el agua ‘se marcha’ de la roca, que al quedar con menores niveles de hidratación, cristaliza.
- Abrir accesos artificiales provoca, en cierto modo, algo parecido. Al posibilitar entrada de aire desde el exterior, si ya existe alguna más en la cavidad, se generan corrientes. Estas pueden secar la humedad de la cavidad, por lo que también afecta a los procesos de cristalización y corrosión y altera la formación de precipitados de carbonato cálcico. Además, al secarse la roca, esta pierde el brillo y el color de sus formaciones.
- La destrucción y el saqueo de las formaciones, obviamente deteriora de forma irreversible el entorno. Primero, porque elimina la belleza de la cavidad, y segundo, porque afecta sobre manera a su desarrollo si esta es una cavidad viva. Pero además es una estupidez, porque al sacar un trozo de estalactita especialmente bello al exterior, esta pierde su brillo y su color, con lo cual, al final nos llevamos a casa una piedra que no tiene nada que ver con la que queríamos.
- Los restos de carburo, también afectan sobremanera la normalidad de la cavidad. El carburo que nosotros utilizamos es el carburo cálcico. Como todos sabemos, en combinación con el agua genera un gas llamado acetileno que es el que combustiona y nos proporciona luz. El resto que nos queda en el carburero es el hidróxido de cal. En principio, el acetileno no es un gas tóxico para el hombre, aunque en cantidades elevadas puede producir somnolencia. Ahora bien, que no sea tóxico para el hombre, no quiere decir que afecte de la misma manera a la fauna de la cavidad, así como la viscosidad de las potas de carburo, como veremos más adelante. El hidróxido de carburo, por su parte, aumenta el ph del agua, lo que afecta a su toxicidad en relación con algunas especies. Y también este aumento de ph influye en los procesos de cristalización y precipitación.